Las mujeres con problemas graves de salud mental, sufren una doble discriminación. Como constata el III Plan Integral de Salud Mental de Andalucía, las diferencias socioeconómicas entre sexos influyen especialmente en la salud mental de las mujeres. A estas desigualdades hay que añadir que algunos trastornos mentales se asocian a menudo a la violencia de género o a la excesiva carga de cuidado familiar que las mujeres soportan.

Estudios realizados con mujeres maltratadas encuentran que éstas tienen una mayor prevalencia de síndrome de estrés postraumático, crisis de ansiedad, fobias, abusos de sustancias, trastornos por somatización, dolor crónico, depresión y riesgo de suicidio. Un dato importante es que tener una enfermedad mental multiplica de 2 a 3 veces el riesgo de sufrir violencia en las mujeres.

Según el III Pisma, también debe ser tenido en cuenta el papel que juega la distinta distribución «clásica» de tareas, en la que a las mujeres se les ha asignado la tarea de atender el cuidado del hogar y de la familia (trabajo reproductivo), llamado así para diferenciarlo del trabajo productivo (siendo éste el único reconocido económica y socialmente como trabajo en las sociedades industrializadas y asignado mayoritariamente al ámbito masculino).

Con los cambios sociales y la incorporación de las mujeres al trabajo productivo, pero sin la paralela implicación de los hombres en el trabajo de reproducción, la acumulación de roles y tareas está influyendo de forma decisiva en la disponibilidad de tiempo de reposición (de descanso y de ocio), con las consiguientes repercusiones en la salud física y mental de quienes asumen esa doble carga.

Los problemas de salud mental ocupan el cuarto lugar considerando la carga de enfermedad, tras las enfermedades del sistema osteomuscular y del tejido conjuntivo, del sistema circulatorio y los tumores. Si atendemos al género, en el caso de la mujer, la carga de enfermedad debida a problemas de salud mental pasa a ocupar el segundo lugar.

Cada año se atienden en Andalucía a unas 250.000 personas con problemas de salud mental en la red pública de servicios de salud mental del SAS. En torno a un 60 % de pacientes que acudieron a las Unidades de Salud Mental Comunitaria fueron mujeres. El 23% fueron mujeres entre 31 y 50 años. Además, existe un incremento de los diagnósticos de ansiedad y depresión, especialmente entre las mujeres y personas con incapacidad permanente.