Luis Fernández Portes, Responsable del Programa Residencial de Faisem desarrolló la 8ª Ponencia de estas Jornadas, sobre la perspectiva de Faisem en la atención a personas con trastorno de personalidad límite.

Según Fernández Portes, un 4% del total de personas atendidas en el Programa Residencial están diagnosticadas de Trastornos de la Personalidad.

El perfil general de estas personas en el programa residencial, añadió Fernández Portes, es «mujer de 46 años, soltera, con nivel de estudios primarios, capacitada, que vive en una casa hogar, con una minusvalía del 66,5% y es atendida sanitariamente por una USMC».

El responsable del Programa Residencial manifestó que otras características de estas personas usuarias es que «a los 21 años comenzó con el trastorno e ingresó en el Programa Residencial de FAISEM a los 42 años, tras convivir con su familia de origen, con la que actualmente existe una referencia familiar».

Fernández Portes, añadió, que en el ámbito social y sanitario, las alternativas «óptimas» deberían contemplar: «Programas de atención integral llevados a cabo en la red asistencial existente pero contemplando la necesidad de redefinir espacios terapéuticos y de completar dicha red asistencial con dispositivos pendientes de creación, dotación y de profesionales con formación. Así mismo la creación de unidades específicas de tratamiento que contempla tanto consultas externas como unidades de hospital de día y unidades de hospitalización completa y unidades sectoriales de referencia, para aquellos casos muy graves, con elevada complejidad y especificidad».

En el turno de debate, el responsable de Faisem enfatizó que «algunas personas diagnosticadas de TLP necesitan algún tipo de apoyo en áreas clásicas de los programas de apoyo social como son el alojamiento y el empleo. Sus dificultades en esos terrenos tienen que ver fundamentalmente con sus problemas de relación interpersonal, derivados de la sintomatología habitual que presentan».

A modo de conclusión, apuntó que «las necesidades diferenciales y las características propias del trastorno exigen, en esos casos especialmente graves, una vinculación más intensa y prolongada con los servicios de Salud mental y un abordaje de apoyo social diferenciado del que se presta a otras personas con trastorno mental grave. Es necesario, por tanto, un programa consensuado y un contrato de atención conjunta SAS-FAISEM, el compromiso de evaluación conjunta y la atención intensiva en crisis».