Factores como el sedentarismo, que perjudican la salud física; la ansiedad y la tensión crónica que pueden llevar a comer excesivamente y que también afectan a la calidad del sueño que, a su vez, retrasan el metabolismo y aumentan el apetito hace que las personas que padecen una enfermedad mental grave presenten un mayor riesgo de sufrir sobrepeso.

María Dolores Masot, enfermera del consultorio Casa del Mar, en El Puerto de Santa María, lo ha podido constatar al término del proyecto “Comunicación Terapéutica: promoviendo estilos de vida saludable en personas con trastorno mental grave”, premiado recientemente por la Escuela Andaluza de Salud Pública.

Masot, responsable del plan integral contra la obesidad infantil en el centro y con una dilatada y fecunda carrera profesional, ha llevado a cabo esta iniciativa, que ha tenido coste cero.

La idea surgió de una consulta para perder peso, propuesta por uno de los residentes de los dos pisos tutelados de la Fundación Pública Andaluza Para la Integración Social de Personas con Enfermedad Mental. FAISEM tiene en la localidad. “De los ocho residentes, seis tenían sobrepeso al inicio del proyecto”, en abril de 2019, recuerda Masot, quien asumió el reto en colaboración con Sonia María Ordóñez, monitora y educadora de Faisem.

Para conseguir los objetivos, se realizaron entrevistas donde se exploraron las expectativas y las dudas de los dos grupos, llevando a cabo un análisis de sus hábitos alimentarios y sus rutinas. A partir de ahí, siempre dialogando y buscando puntos de encuentro, se confeccionaron menús saludables para los grupos, al tiempo que se les motivó para realizar actividad física, todo ello conforme a sus ritmos de sueño, vigilia y ansiedad.

Una metodología que, al término de los cuatro meses de intervención, funcionó de manera satisfactoria. Durante ese periodo, Masot hizo seguimiento del peso, registró e introdujo modificaciones en los menús y, sobre todo, evaluó la marcha del proyecto con los propios interesados.

“Perdieron kilos, hicieron ejercicio según sus gustos y situaciones personales y se adaptaron mejor a las rutinas y la medicación”, resume, satisfecha, los resultados. “Lo importante es atender de manera integral, no ver únicamente los aspectos de la enfermedad, sino detenerte en lo que lo provoca y ayudar a reducir daños”, agrega. Emocionada, admite sentirse muy feliz por el reconocimiento, cuya dotación económica ha cedido a la Asociación de Familiares, Allegados y Personas con Enfermedad Mental (FAEM) y a Cáritas San Joaquín, y, sobre todo, porque la experiencia ha sido muy gratificante para los ocho.

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