El enfermero Miguel Ángel Rubio, recientemente fallecido, recibió ayer un homenaje en Málaga. Se celebró en el salón de actos del Hospital Virgen de la Victoria, un acto que contó con la presencia de compañeros y amigos, junto a familiares y su viuda, que ofrecieron un homenaje a su trayectoria personal y profesional.

En el acto participaron los amigos más cercanos, familiares y profesionales, y se destacó la extensa e intensa labor como enfermero de salud mental, en defensa de los derechos de ciudadanía de las personas con enfermedad mental. Los asistentes disfrutaron de su importante trabajo fotográfico.

La delegación de Faisem en Málaga, se sumo a este reconocimiento póstumo. Su coordinador provincial, Juan Francisco Del Campo, dedico estas palabras en recuerdo del malogrado Miguel Ángel Rubio.

«En primer lugar, expresar mi agradecimiento a las personas que han hecho posible este encuentro de compañeros para rememorar a un amigo del alma, «MIGUEL ÁNGEL RUBIO».

Aprovecho para saludaros con afecto a todos. Y, para situar la piedra angular de la amistad construida con Miguel Ángel, cuya cimentación se haya en los propios pilares de lo que hoy alberga las oficinas de FAISEM; espacio que ayer, fue objeto de protesta y lucha profesional y personal de muchos; entre ellos nuestro amigo Miguel Ángel, como lugar que representaba la NEGACIÓN a las personas que se encontraban asiladas en el MANICOMIO.

Es en el ámbito de la salud mental donde nos encontramos por primera vez y para siempre. Y desde esa perspectiva he implementado mi reconocimiento y el de mis compañeros/as de trabajo en la Fundación Pública para la Integración Social de las personas con Enfermedad Mental.

Quiero destacar dos facetas, para mi fundamentales, en el recorrido amplio e intenso que atesora la labor de Miguel en salud mental: la simpatía por un trato digno a la personas con enfermedad mental y la sabia mirada plasmada en su trabajo fotográfico, o PSICOFOTOGRÁCICO.

El psicofotógrafo que Miguel llevaba dentro, aún no ha adquirido el valor total que supone; y serán, como ocurre con muchos reconocidos artistas, otras generaciones las que valoren el auténtico valor transmitido. Quién no recuerda a Miguel Ángel cámara en mano recorrer diferentes espacios de trabajo, desde Congresos y Jornadas, a Actividades y Encuentros diversos. Visualizando el camino que recorremos juntos en este mundo de la salud mental: profesionales, familiares, amigos y allegados, y las propias personas afectadas. Fueron sus primeros momentos los que, a mi juicio, representan un valor artístico y humano irrenunciable, desde lo fotográfico, haciendo posible que 30 años más tarde no olvidemos las vivencias de las que hay que huir, y hasta defenderse.

Como plantea la fotógrafa Linsey Addario, en su libro «El instante preciso. Vida de una fotógrafa en el amor y en la guerra» .- Fotografiar la guerra construye la PAZ, poniendo a los seres humanos ante un espejo.- Como nuestro amigo ha estado haciendo todos estos años construyendo una Acción hacia las personas con enfermedad mental, en particular, y en favor de cualquier persona desfavorecida, desde la fotografía. Para que no olvidemos el camino que nunca se ha de volver a pisar.

Como baluarte de su impronta personal y profesional está la constante y persistente idea de TRANSFORMAR la ignominiosa consideración de las personas con enfermedad mental por una ATENCIÓN SANITARIA Y SOCIAL DIGNA, EN LA COMUNIDAD COMO CIUDADANOS.

Han sido muchas reuniones interinstitucionales de ámbito provincial y desde la UGCSM en las que Miguel Ángel ha dejado huella, en la orientación de una derivación propuesta desde una UCSM, en la reflexión sobre el uso adecuado para alguien en concreto de Unidades Hospitalarias, en el abordaje de casos de los llamados de «especial complejidad», en la defensa de los derechos de una persona con enfermedad mental, en la discusión sobre la pertinencia de la limitación jurídica, frente a otras impertinencias.

Estos espacios formales siempre también acompañados de momentos genuinos y espontáneos, en los que se vislumbraba la forjada idea de LIBERTAD de Miguel Ángel, gestada desde los recónditos aislamientos indeseables y tratamientos inhumanos vividos bajo el techo del HOSPITAL PSIQUIÁTRICO. Basta es la experiencia, que Miguel Ángel acumula, para determinar con tanta energía el horizonte que no debemos perder nunca. Esta batalla no se desarrolla en un Congreso, ni Jornada anual, esto es un martilleo diario con algo de calor humano, como única herramienta para dar forma a la endurecida voluntad de todos. Y, es que siempre estamos contra corriente cuando se habla de la «locura».

Y, con esta idea de caminar. Gracias Miguel Ángel Rubio González por enseñarnos con tu camino.

 

DE ANTONIO MACHADO

OPCION CORTA CAMINANTE.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar…

CAMINANTE NO HAY CAMINO.

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre el mar.

Nunca persequí la gloria,
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles,
como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse…

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.

Al andar se hace camino
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino
sino estelas en la mar…

Hace algún tiempo en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos
se oyó la voz de un poeta gritar
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…»

Golpe a golpe, verso a verso…

Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…»

Golpe a golpe, verso a verso…

Cuando el jilguero no puede cantar.
Cuando el poeta es un peregrino,
cuando de nada nos sirve rezar.
«Caminante no hay camino,
se hace camino al andar…»

Golpe a golpe, verso a verso.